¿POR QUÉ LLEGAMOS A EXISTIR?

El amor es la expresión de una colectividad. No puede existir amor en un Dios singular. Fuimos creados porque Dios es comunitario. Lo que llamamos de existencia surge del transbordar de una relación perfecta. Este transbordar es el amor.

En algunos eventos les he preguntado a las personas: ¿por qué fuimos creados? Las tres respuestas que más escucho son:

SI LA VERDAD ES PLURAL, DIOS ES EL PLURAL QUE YO QUIERO QUE ÉL SEA

La pluralidad de la verdad de nuestro tiempo desconsidera la Verdad dicha por nuestro Dios plural. Gradualmente, Dios se convierte en lo que queremos que Él sea.

Cada vez más, estoy de acuerdo con la idea de algunos pensadores cristianos de que cada pecado que practicamos proviene de una perspectiva equivocada sobre quién es Dios. Concluyo que el pecado no es un acto que desagrada a Dios, sino la manifestación de una perspectiva errónea sobre Él.

Si lo comparamos con una jaqueca, por ejemplo, no es suficiente tomar el analgésico, a pesar de resolverla momentáneamente, es preciso descubrir su causa. La causa es variada y el dolor es solo una manifestación del problema. Sería errado atacar solamente el dolor, pero también sería muy difícil atacar solamente la etiología y permanecer con el dolor mientras tanto.

Jesús afirmó: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15:19). Lo que está diciendo aqui es que “es del alma que sale…”. De nuestra mente y voluntad. Y el síntoma de que nuestra alma tiene un problema es el pecado nuestro de cada día.

Sumemos eso al pensamiento de A.W. Towzer, en su libro “La Búsqueda de Dios”, donde él construye la idea de que idolatría es creer en un Dios que sea una coma diferente del Dios de las Escrituras. Y no simplemente, la creencia en dioses opuestos al Dios de las Escrituras.

De esse modo, un alma que cree en un dios diferente del Dios de las Escrituras sintomatiza y exterioriza eso por medio de malos pensamientos, homicidio, adulterio, inmoralidad o cualquier otro acto diferente de los que provienen del Dios verdadero.

Si eso es verdad, nuestro problema es nuestra concepción sobre Dios y es en  eso que debemos concentrar nuestros esfuerzos primarios. No puedo dejar de tomar aspirina – evitar cometer el pecado – pero nunca conseguiré una victoria real atacando tan solo el síntoma. El resultado a largo plazo es que, probablemente, me volveré más resistente a los remédios paliativos y, finalmente, tendré que encontrar outra manera de hacer parecer que no estoy tan mal em determinada área.

Este es un desafio especialmente en nuestro tiempo específico, donde tenemos verdades plurales. La verdad única y absoluta fue cambiada por la verdad de cada individuo, basado en su estructura de pensamiento que, para variar, también es única. Por ende, probablemente existen más de siete mil millones de verdades en el mundo en este momento.

Aquel que desea adoptar la cosmovisión trinitária, debe primeramente, abandonar su verdad y creer por la fe que la Palabra escrita de Dios es el cánon actual. Y el hecho de que esa sea la Verdad de Dios debe ser suficiente para determinar lo que es verdad o para servir de plomada a la hora de compreender cualquiera de ellas.

La Palabra es verdadera a pesar de varios autores y puntos de vista humanos. Fue escrita por una comunidad, a la luz de um Dios comunitario. La Palabra es la demostración de la verdad de un Dios real que existe en tres personas. Parte desde una comunidad y solo se puede experimentar realmente en una comunidad. Tito 1:1 explica la razón: “…para que el pueblo que Dios ha elegido tenga fe en él y para que conozca la verdad que enseña cómo servir a Dios. La piedad son las prácticas que conducen a la fidelidad, parten de una fe correcta en el único Dios verdadero y un conocimiento práctico de la Verdad.

Cualquiera que crea en más de una verdad nunca será piadoso. La piedad no es simplemente tener buenas disciplinas espirituales, orar, meditar o leer. Surge de una creencia y conocimiento de la única Verdad.

Por lo tanto, la característica de la semana para quienes adoptan una cosmovisión trinitaria es:

Entiende que la Palabra de Dios es absoluta y es la mejor manera de entender la voluntad de Dios. Comprende que Dios se revela a través de ella y la misma es suficiente – no hay espacio para la pluralidad de la Verdad.

LA PASCUA: CÓMO UNA FIESTA TAN ANTIGUA PUEDE AFECTAR POSITIVAMENTE EL RESTO DE SU AÑO

Tengo un hijo de casi 2 años. Temprano en la mañana, generalmente se despierta llamando a uno de los padres. Él grita en voz alta, en la expectativa de ser escuchado y sacado de su cuna, hacia la “libertad”. Su cuna limita la posibilidad de ir y venir, pero los brazos del padre o la madre proporcionan libertad.

La Pascua es una celebración que comienza con el Hijo gritando “¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?” y termina con una tumba vacía, con el Hijo regresando al Padre.

Jesús y el Padre nunca dejaron de estar juntos.

Es importante recordar que Jesús y el Padre nunca dejaron de estar juntos. Es imposible para Dios dejar de ser Dios y Dios existe en tres personas. Jesús y el Padre siempre vivieron juntos, pero en un momento de la historia, por amor a nosotros, hubo un “distanciamiento” hasta el punto de que el hijo se sintió abandonado. Sin embargo, nunca hubo una separación. Jesús eligió cargar sobre sí nuestra podredumbre y se sintió desamparado de una forma inexplicable.

La Pascua es la celebración del fin del desamparo.

Así, la Pascua es la celebración del fin del desamparo. El Hijo regresó al Padre y todos podemos sentirnos amparados como hijos, debido a la muerte y resurrección de Cristo.

La Pascua que celebran los judíos, mucho antes de la venida de Cristo, fue una celebración diseñada por Dios para celebrar anualmente la liberación de Egipto y ya se refería a la liberación final, realizada por el cordero que habría de venir.

Para nosotros es una celebración de los hechos, de alguien que tiene derecho a hacer lo que quiere, pero elige someterse libremente. En Juan, capítulo 10, Jesús explica su búsqueda de las ovejas perdidas y sobre ser el buen pastor. Afirma que dará su vida por sus ovejas, pero explica, en el versículo 18, cómo sucederá la donación de su vida:

“Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” Juan 10:18

Cristo es un modelo del uso de la libertad.

Cristo es un modelo del uso de la libertad, alguien que puede hacer lo que quiera, pero elige darse a sí mismo y dar su propia vida por libre elección.

La Pascua es la oportunidad perfecta para que celebremos la liberación, pero no solo eso. Un momento de reflexión sobre el libertador y una evaluación de nuestras acciones, a la luz de la entrega de Cristo.

Esta evaluación no pretende desanimarnos, sino alentarnos con la posibilidad de un año de mayor auto-entrega y sumisión. Este es el camino que Cristo preparó para que nos sintiéramos amparados y amados. El Padre nos ama, pero para apropiarse de este amor, debemos someternos a Su voluntad.

Todos los días, mi esposa o yo, escuchamos a nuestro hijo Luke gritando, al retirarlo de la cuna. No somos nada, somos imperfectos y, muchas veces, nos sentimos tan desamparados como él. Imagina entonces, si nuestro Padre, perfecto, no nos liberará de toda y cualquier prisión.

Sin embargo, la libertad siempre está precedida por un reconocimiento de insuficiencia, expresado en un grito: “PADRE”.

Entonces pidamos: “Padre, danos un año de libertad y amparo”.

La Pascua es la celebración del fin del desamparo. Es la inauguración de un camino de libertad, existente a partir de la obediencia de Cristo al Padre, posible para cada uno de nosotros a través de la misma sumisión. Y así transitamos el único camino de plena libertad, lejos del desamparo de la autosuficiencia.

UNIDAD EN DIVERSIDAD VS. LO “POLÍTICAMENTE CORRECTO”

Lo “políticamente correcto” ilusoriamente crea un código para que vivamos en unidad, pero en la práctica, solo promueve la uniformidad.

Hace poco tiempo atrás, participé de un aula sobre ética en gestión de proyectos, cursando la facultad de Administración, y el profesor propuso una discusión en grupos, mientras enseñaba sobre el código de ética que la PMBok (una guía para gestores de proyectos) propone.

Al reunirme con mi grupo, me vi envuelto en una discusión sobre ética. Yo estaba afirmando categóricamente que la ética es situacional y no absoluta, y todos en el grupo estaban en desacuerdo conmigo. Comencé a citar ejemplos de culturas donde las atrocidades son aceptadas y a veces incluso honradas. Al término de la conversación, todos en el grupo estaban de acuerdo y me preguntaron en qué creía.

Creo que en nuestro tiempo la verdad es plural, los absolutos se quedaron en la modernidad. En realidad, el exceso de racionalismo de la modernidad nos condujo a la relativización de los absolutos. No existe una verdad fija, la verdad es relativa al contexto social y cultural.

Es en este ambiente que nace el concepto de lo “políticamente correcto”. Surge de la pluralidad de la verdad, que destruyó la razón e hizo inviable cualquier comentario neutro. O sea, por tener varias verdades, ninguna de ellas puede ser absoluta, y de ese modo, no podemos defender un punto de vista de manera neutra. Todos son vistos de forma pasional y, por eso, somos obligados a aceptar cualquier punto de vista, incluso si contradice a la lógica.

No creo en lo “políticamente correcto” por el simple hecho de que promueve la uniformidad y no la unidad. Todos tenemos que estar de acuerdo con algún aspecto social pertinente y enfatizado por la cultura actual. Y aquellos que no están de acuerdo no son bien vistos. Lo “políticamente correcto” termina siendo tajante y muchas veces, agresivo. Creando aspectos situacionales superlativos y dándoles la misma importancia que a las enseñanzas de la Palabra.

Creo en la unidad. La unidad existe incluso cuando hay discrepancia en aspectos secundarios e incluye a la tolerancia y el amor. En cambio, la uniformidad es un régimen donde todos tienen que estar de acuerdo, y cuando hay discrepancia, aquel que discrepa es estigmatizado y normalmente sufre alguna penalidad. La Trinidad eternamente vive en la unidad. La ortodoxia afirma que son tres personas distintas, siempre unidas sin posibilidad de separación. Este modelo nos posibilita vivir en comunidad con personas que piensan diferente unas de otras.

Cuando Jesús, en el Getsemaní, estaba en extremo sufrimiento, nos muestra este aspecto con estas palabras a Su Padre: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

La trinidad son tres personas distintas una de la otra. Cada una posee una consciencia propia, y por lo tanto, una voluntad propia. De ese modo, el Padre tiene una voluntad, el Hijo tiene una voluntad y el E.S. tiene una voluntad. Al mismo tiempo, son un solo Dios. Por tanto, son tres personas, tres voluntades, pero una única voluntad de Dios.  

La unidad existe a pesar de que tengamos opiniones diferentes. Respetar las opiniones de los otros, viviendo en armonía y con una sola mente, caracteriza este aspecto del ser divino que nosotros podemos replicar.

Imagina esta realidad en nuestra sociedad, nuestras iglesias y familias. Es imposible, por ejemplo, ver eso a la luz de las últimas elecciones (en Brasil). No propongo abandonar todos los absolutos de la Palabra, por el contrario, propongo vivir solamente por los absolutos de Dios mientras tenemos comunión con hermanos que piensan diferente en cuestiones secundarias.

Estamos lejos de replicar a un Dios unido en diversidad como sociedad, y caímos en el anzuelo de creer que lo “políticamente correcto” nos ayuda en eso, cuando en realidad lo dificulta.

Jesús lo hace posible, como ya vimos en el texto, colocando Su voluntad debajo de la voluntad del Padre, por libre elección. Actúa por amor y no preserva Su opinión o Su voluntad. La Trinidad hace posible un modelo replicable para que la sociedad, la iglesia universal, las iglesias locales y las familias experimenten la unidad.

La característica de la semana para aquel que adopta una cosmovisión trinitaria es:

Busca la unidad y la armonía, en vez de generar discordia y división. La unidad en la diversidad, en vez del ilusorio amor propuesto por lo “políticamente correcto”.

TRINIDAD APLICADA – ¿POR QUÉ DEBEMOS INTERPRETAR EL MUNDO A LA LUZ DE LA TRINIDAD?

La pos-modernidad es, en diversos aspectos, contraria a la imagen del Trino Dios.

Muchos de nosotros desconocemos la expresión Imago societatis. Su concepto está relacionado a que la sociedad pueda reproducir la imagen de Dios. Creo que la gran mayoría de los cristianos estará de acuerdo con que la sociedad del siglo XXI está, en diversos aspectos, en un flujo contrario al de proyectar la imagen de Dios de manera colectiva.

Nuestro tiempo, al que aún llamamos pos-modernidad, fue diseñado como realidad líquida por su volatilidad. Si Bauman está en lo correcto, tan solo este aspecto ya confirma la tesis antedicha. Si nuestra sociedad vive en tiempos donde la verdad está en constante mutación, ya no podemos afirmar que esta sea la imagen de un Dios inmutable y fundamentado en absolutos.

Uno de los proyectos de este sitio es presentar 26 características de nuestro tiempo que son contrarias a la persona de Dios. Juan habló sobre eso: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19). Juan no está hablando de la condición caída de la humanidad, sino que el sistema de este mundo está bajo el poder del maligno.

A lo largo de los siglos, sistemáticamente, nuestras elecciones como humanidad nos llevaron donde estamos hoy, insertados en un sistema controlado por el maligno. Muchos de nosotros, cristianos, nos sentimos aprisionados, como si viviéramos en una jaula, en constante ansiedad y preocupación. La prisión que podemos vivir en la actualidad, como cristianos occidentales, no es física, sino emocional. El sistema de este tiempo, de modo general, nos ayuda a mantenernos en esta prisión invisible.

¿Pero cómo podemos vivir en este mundo, sin estar aprisionados al sistema actual?

La solución espiritual presentada por muchos es: ore, medite, lea la Biblia y todo saldrá bien. Muchos intentan hacer eso, pero acaban sintiéndose engañados y, finalmente, desisten de la vida con Dios. Eso porque, solamente orar y leer la Biblia es como “entrar en un tiroteo con un cuchillo”. Estas cuestiones son fundamentales, pero deben ser complementadas por el estudio profundo al respecto de nuestro Dios y por el entendimiento preciso de las complejidades del tiempo actual.

El proyecto, además de presentar características del nuestro tiempo y alertar sobre posibles prisiones, hablará de cómo las características del Trino Dios orientan nuestro comportamiento en una era donde nada más es sólido.

Dios es una Trinidad y a partir de quién Él es surgen todas las cosas. La Trinidad no es uno de Sus atributos, sino que en suma, quien Él es. Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu. Y por el hecho de que Él es estas tres personas le damos el nombre de Trinidad. Por lo tanto no es un atributo, sino un concepto que explica quién es Dios.

Cuando pensamos en un Dios unido en diversidad, un concepto que es citado muchas veces al tratarse de la Trinidad, consideramos a un Dios poseedor de una imagen diferente de la pos-modernidad.

Él está unido y es indivisible, no obstante, cada una de las tres personas posee una consciencia propia, pero en una unión eterna y permanente. Ellas no pueden desasociarse, fragmentarse o ser independientes. Están unidas, sin perder características, sin confusión o mezclas. Tres personas distintas con diferentes funciones, unidas en perfecta harmonía, desde siempre y para siempre. Nuestro tiempo, por otro lado, es líquido. Sus verdades están en constante transformación, está fragmentado y favorece el vivir de una manera independiente.

Para imitar a Dios, como Su pueblo, somos llamados a ser diferentes los unos de los otros, pero, de ninguna forma, nuestras diferencias deben conducirnos a la desunión.